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Córdoba, República
Argentina, lunes 11 de septiembre de 2000
La ex plaza Vélez Sársfield vibró con
"Jesús de Nazaret, la pasión"
El centro de la ciudad mostraba, el sábado por la noche, un aspecto
poco común, una vitalidad especial. Se escuchaban acentos diversos,
de otras provincias y se veía una gran cantidad de peregrinos, en su
mayoría jóvenes entusiastas, que pasaban de un lado a otro, en busca
de los espectáculos programados.
A las 20.30, en plaza San Martín, tuvo lugar la Cantata de los Santos
Latinoamericanos, mientras que a la misma hora en la Vieja Usina se
interpretó la Cantata Brocheriana, de Carlos Di Fulvio. Muchos se
dirigieron luego a uno de los ángulos más convocantes del centro
ciudadano: la plaza Vélez Sársfield.
Allí, sobre el imponente escenario emplazado sobre la avenida Hipólito
Yrigoyen, tuvo lugar Jesús de Nazaret, la pasión, el musical con
libro, letras y dirección general de Carlos Abregú y música de
Angel Mahler.
Ante una gran cantidad de público, muchos de los cuales siguieron las
alternativas del espectáculo desde las pantallas gigantes colocadas a
lo largo de la avenida, y ante las más altas jerarquías eclesiásticas
_entre otros se encontraban el Presidente de la Conferencia Episcopal
Argentina, Estanislao Karlic, y el arzobispo de Córdoba, Carlos
Ñáñez_ cantantes, actores y bailarines, dieron vida a un espectáculo
intenso y emotivo, durante más de una hora y media.
Minutos antes del inicio del espectáculo, un ferviente aplauso recibió
al Cristo Peregrino, la imagen que después de recorrer América llegó
a este Encuentro Eucarístico Nacional. El locutor Carlos Franco, por
su parte, exaltó desde el escenario los valores evangelizadores de la
música, "animación fructífera de la era del Hombre
Nuevo". Después hubo sólo lugar para la música y la escena.
En Jesús de Nazaret, la pasión, se narran los acontecimientos, desde
que Jesús entra a Jerusalén para cumplir su misión de salvación y
es crucificado, hasta su resurrección. Se trata, sin mayor estructura
dramática, de una sucesión de canciones, alternadas con partes
habladas y recitados. El mismo Mahler, desde los teclados, fue el
encargado de la ejecución musical, acompañado sólo por un
percusionista al frente de un rico set instrumental.
El espectáculo, construido desde el impacto escénico y lumínico,
tuvo momentos logrados, como por ejemplo la escena de la Ultima Cena o
el camino de Cristo hacia la cruz. Más de 80 artistas participaron
del evento, entre ellos el coro del CPC Argûello, dirigido por Ariel
Borda y el grupo de teatro de Banuev (Buenos Aires por una Nueva
Evangelización).
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